Sentarse en un banco plástico y disfrutar de una fritada se ha convertido en una tradición. María y Aida Guananga son hermanas y llegaron desde Ambato a Guayaquil desde hace 4 años para vender fritada en una esquina ubicada frente al Centro de Convenciones y diagonal a TC Televisión.
Entre familia arreglan la carpa y se preparan para recibir a sus clientes. Mientras María se dedica a despachar la fritada, su hermana es la encargada de atender al cliente y cobrar.
El plato de fritada viene con su componente principal que es la carne cerdo, acompañado con su chifle, mote y papas. Además, el cliente puede colocarle la salsa y ají especial.
Llegan desde varios sectores de Guayaquil. Sentarse en un banco en la acera y disfrutar de una fritada se ha convertido en un punto de encuentro para trabajadores que salen de oficina y se dan un gusto al paladar.
El respeto entre hermanas, la colaboración y una sazón única, ha sido el secreto de estas mujeres que buscan salir adelante en su trabajo. «Un pedacito de Ambato para todos los guayaquileños que vienen a disfrutar la fritada«, relata Aida, mientras prepara el crujiente chicharrón.
A pesar de no ser un plato típico de Guayaquil, aquí se lo disfruta como si lo fuera. El guayaquileño probó la fritada, se enamoró de ella y desde entonces la come y disfruta.