El reto es sencillo, pero peligroso. Consiste en desaparecer durante 48 horas de sus casas sin avisar a sus familiares o amigos sobre su paradero.
Lo que puede parecer un juego inofensivo tiene consecuencias graves, advierte un psicólogo educativo, Napoleón Vásquez.
«La forma antigua de criar a sus hijos no hace coherencia con la forma de criar hoy. Tiene que llegar y dedicar, no es cuestión de cantidad, sino de calidad», agregó Vásquez.