Los primeros días de noviembre se celebra en muchas partes del mundo el Día de los Difuntos, una oportunidad para los vivos de celebrar con diferentes rituales a sus difuntos.
Aquí te dejamos algunas tradiciones que se practican en diferentes culturas del mundo.
México
Una de las celebraciones más conocidas alrededor del mundo en torno a la muerte tiene lugar cada año en México. Nos referimos al Día de los Muertos, que surge como combinación entre las creencias de la cultura del siglo XVI en lo que luego sería México y el contacto con los colonizadores cristianos.
En la región ya existía la costumbre de presentar ofrendas a los muertos en los altares preparados al efecto, que al fusionarse con el cristianismo dio lugar a una festividad tan especial que está catalogada como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.
Durante estas fechas, se realizan desfiles con personas engalanadas y disfrazadas, como aquellas que van pintadas de catrinas, se preparan los Altares de Muertos, se visita el cementerio para comer y beber junto a las tumbas de los difuntos, se elaboran decoraciones como las calaveras pintadas y se preparan recetas especiales como el Pan de Muerto. En definitiva, se celebra la vida del que se fue y se procura que, año tras año, perviva en el recuerdo de sus familiares y amigos con alegría.
Lo tradición más llamativa es la que hacen los habitantes de Pomuch, en Campeche, con la idea de no olvidar a sus muertos y seguir teniéndolos cerca, exhuman los restos, los limpian, los depositan en una caja de madera envueltos en un manto blanco y los colocan en un osario.
Bolivia
En Bolivia, el 1 y el 2 de noviembre se visitan los cementerios y se viven jornadas más o menos similares al resto de países de tradición católica. Sin embargo, una semana después, el 8 de noviembre, se celebra el Día de los Cráneos, también conocido como el día de la festividad de las Ñatitas.
Según las tradiciones andinas, cada uno de los seres humanos posee siete almas que, al morir, van a parar sitios diferentes. Pero, entre todas ellas, hay una que permanece en el cráneo del difunto, y es la que puede visitar a los vivos para protegerlos a través de los sueños.
Ese es el motivo por el que atesoran cráneos en sus casas, colocándolos en vitrinas o en altares, a los que se denomina Ñatitas. Algunos han pasado de generación en generación dentro de una misma familia; otros son obtenidos profanando los camposantos; y algunos son un regalo de familiares o amigos.
De tal modo, el Día de los Cráneos, a estos se los decora con gorros de lana andina, sombreros o flores, y son llevados a una capilla para asistir a la misa y ser bendecidos por el párroco. De igual manera, es habitual presentarles ofrendas, como bebidas, cigarrillos y hojas de coca. Así mismo, como ofrenda, se los rodea de flores, comida, cigarrillos, hojas de coca o bebidas alcohólicas, entre otros, y se convierten en el invitado de honor durante la celebración en la casa.
Festival de los Fantasmas Hambrientos en China
El Festival de los Fantasmas Hambrientos es la fiesta con la que se celebra en China la muerte y el encuentro de las ánimas de los difuntos con los seres vivos, durante el decimoquinto día del séptimo mes del calendario lunar, que normalmente cae por el 15 de agosto.
Se cree que durante este periodo los fantasmas andan vagando por las calles desconsolados y hambrientos, por los que se les dan ofrendas y se llenan los altares con fotografías y recuerdos de los difuntos, velas e incienso, e incluso se quema dinero en su honor. Frente a estos altares, los vivos se arrodillan y hablan con ellos, contándoles qué es lo que han hecho durante el último año.
Los festejos tienen lugar durante 15 días, en los que se suceden diversos rituales. La última de las noches es el momento más especial, puesto que para que los espíritus puedan volver a su casa, se colocan numerosas lámparas de agua, denominadas hedeng, por las calles, lagos y estanques. Se hace para alumbrarles el camino. Se considera que el agua es un elemento familiar para los espíritus, puesto que se asemeja a las tinieblas por las que se mueven en el inframundo.
Indonesia
La gente de Torajan, un grupo étnico originario de la región montañosa de Tana Toraja, en la isla indonesia de Sulawesi, les rinde homenaje a sus familiares fallecidos desenterrándolos, limpiando sus cadáveres y vistiéndolos con su ropa favorita. Para ellos, el festival Ma’nene (traducido como “la ceremonia de limpieza de los cuerpos”) es una celebración de la vida.
Durante este evento, se puede ver a los muertos exhumados, arreglados y vestidos. Mientras los cuerpos desfilan por el pueblo, un grupo de personas se encarga de reparar o reemplazar, en caso de que sea necesario, los ataúdes. Es una señal de respeto para fortalecer el vínculo entre la vida y la muerte.
Este es un ritual de larga historia que se viene repitiendo cada tres años.
Un dato que llama la atención es que este es uno de los rituales más costosos que practica esta tribu. De hecho, la mayoría de sus habitantes ahorra durante toda su vida para poder tener un entierro digno y, en el caso de morir sin haber reunido los fondos suficientes, la familia guarda el cuerpo hasta juntar el monto necesario para pagar un funeral extravagante.
Sin embargo, gracias al festival Ma’nene, el funeral no es la última vez que se ve el cuerpo de un pariente. Cada vez que un aldeano muere, su cuerpo se envuelve en varias capas de tela para evitar la descomposición, y cada tres años se desentierra y se lo viste con su ropa preferida, para que sea admirado por sus seres queridos.