La tasa de fertilidad de Corea del Sur, que ya es la más baja del mundo, ha vuelto a caer batiendo su propio récord, lo que constituye el último revés a los esfuerzos del gobierno para impulsar una población en declive.
El organismo nacional de estadística informó este miércoles de que la tasa de fertilidad, o el número medio de hijos esperados por mujer, cayó a 0,78 en 2022, por debajo del 0,81 del año anterior.
Los países necesitan una tasa de fertilidad de 2,1 para mantener una población estable, en ausencia de inmigración.
La tasa de natalidad de Corea del Sur ha estado cayendo desde 2015 y el país registró más muertes que nacimientos por primera vez en 2020, una tendencia que ha continuado desde entonces.
En 2022, el país registró unos 249.000 nacimientos y 372.800 muertes.
En otros países asiáticos, como Japón y China, se están produciendo descensos demográficos similares, lo que hace temer que haya muy pocas personas en edad de trabajar para mantener a la creciente población de edad avanzada.
Además, las mujeres coreanas tienen hijos más tarde. La edad media de los partos en Corea del Sur fue de 33,5 años el año pasado.
¿Por qué no quieren tener bebés?
Los expertos afirman que las razones de estos cambios demográficos en toda la región son la exigente cultura laboral, el estancamiento de los salarios, el aumento del costo de vida, el cambio de actitudes hacia el matrimonio y la igualdad de género, y la creciente desilusión entre las generaciones más jóvenes.
Sin embargo, a pesar de los factores económicos en juego, la inversión de dinero para resolver el problema ha resultado ineficaz. El pasado septiembre, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, admitió que en los últimos 16 años se han gastado más de USD 200.000 millones en intentar aumentar la población.
El gobierno ha introducido varias iniciativas, como la ampliación del permiso de paternidad remunerado, la oferta de «vales para bebés» monetarios a los nuevos padres y campañas sociales que animan a los hombres a contribuir al cuidado de los niños y a las tareas domésticas.
Pero los expertos y los residentes afirman que se necesita más apoyo durante toda la vida del niño, así como un cambio en varias cuestiones sociales muy arraigadas. Por ejemplo, la sociedad surcoreana sigue desaprobando a las familias monoparentales, y las mujeres solteras no pueden acceder al tratamiento de fecundación in vitro.
Las parejas no tradicionales también sufren discriminación: Corea del Sur no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo y la normativa dificulta la adopción a las parejas no casadas.