El cofre mortuorio donde ahora reposan los restos de la fallecida reina Isabel II está hecho de un raro roble inglés, revestido con plomo, y fue trabajado desde hace más de 30 años.
Andrew Leverton, quien dirige Leverton & Sons, la empresa familiar independiente de empresarios funerarios de Camden, al norte de Londres, ha explicado que ha trabajado en funerales reales desde 1991. En una entrevista con The Times, explicó que su compañía había heredado el ataúd que los directores de funerarias reales anteriores habían hecho para cuando llegara el momento del fallecimiento de la reina Isabel II.
Sobre el estandarte real de Escocia que cubría el ataúd de roble se ha colocado una corona de flores formada por fresias blancas, crisantemos, brezos, cardos, romero, flores de hebe y de pitosporo.
Una vez que el ataúd fue montado sobre el catafalco, Alexander Douglas-Hamilton, decimosexto duque de Hamilton, fue el encargado de situar la corona de Escocia -hecha en oro, plata y piedras preciosas- sobre un cojín colocado encima del féretro.
El vehículo fúnebre con el cuerpo de la reina Isabel II llegó a Edimburgo.
El féretro será colocado en el Palacio de Holyroodhouse. El funeral de la Reina tendrá lugar el 19 de septiembre pic.twitter.com/pfDLMphrO6
— Antonella Brusual (@BonettSol) September 11, 2022