En el interior de tanques llenos de nitrógeno líquido se encuentran los cuerpos y las cabezas de 199 seres humanos que optaron por la crioconservación con la esperanza de ser revividos en el futuro, cuando la ciencia haya avanzado más de lo que hoy es capaz.
Muchos de los “pacientes”, como los llama la Fundación Alcor Life Extension, eran enfermos terminales de cáncer, ELA u otras enfermedades sin cura actual.
Matheryn Naovaratpong, una niña tailandesa con cáncer cerebral, es la persona más joven en ser criopreservada, con 2 años de edad en 2015.
“Sus dos padres eran médicos y ella se sometió a múltiples cirugías cerebrales y nada funcionó, por desgracia. Así que se pusieron en contacto con nosotros”, explica Max More, director ejecutivo de Alcor, una organización sin ánimo de lucro que se proclama líder mundial en criogenia.
El pionero del bitcoin Hal Finney, otro paciente de Alcor, hizo criopreservar su cuerpo tras morir de ELA en 2014.
¿Qué es la criopreservación?
El proceso de criopreservación comienza después de que una persona sea declarada legalmente muerta. La sangre y otros fluidos se extraen del cuerpo del paciente y se sustituyen por productos químicos diseñados para evitar la formación de cristales de hielo perjudiciales.
Vitrificados a temperaturas extremadamente frías, los pacientes de Alcor se colocan en tanques en las instalaciones de Arizona “durante el tiempo necesario para que la tecnología se ponga al día”, dijo More.