La sangrienta ofensiva terrestre lanzada desde Gaza por Hamás rompió con su tradicional estrategia de lanzar cohetes contra Israel, que ahora se dice decidido a erradicar al movimiento islamista palestino para restablecer su superioridad militar y borrar la afrenta.
Hamás fue creado en diciembre de 1987, al comienzo de la primera Intifada (levantamiento) contra la ocupación israelí, por milicianos que se reivindicaban miembros de los Hermanos Musulmanes.
En los años 1990 se convirtió en la punta de lanza de la lucha armada contra Israel, después de que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Yaser Arafat priorizase un proceso de paz cuyas promesas nunca se cumpliero
TREGUA
Hamás e Israel acordaron en 2018 una tregua a largo plazo para estabilizar la Franja de Gaza, socavada por la pobreza y el desempleo, gracias a la mediación liderada por la ONU, Egipto y Qatar.
El grupo islamista retomó las hostilidades en 2021, pero se mantuvo al margen de los enfrentamiento de mayo de 2023 entre Israel y la Yihad Islámica, también influyente en la Franja de Gaza.
Los rivales de Hamás le acusan de actuar en beneficio propio, respetando la tregua a cambio de relajar el bloqueo que ponía su poder bajo presión.
Sin embargo, la inestabilidad política en Israel y la formación en 2022 del gobierno más derechista de la historia de Israel, al mando de Benjamin Netanyahu, opuesto a cualquier concesión, cuesionó ese acuerdo.
Ahora, la reciente ofensiva de Hamás dejó más de 1.200 israelíes muertos y decenas secuestrados. Más de 1.300 personas, la mayoría civiles murieron por las represalias israelíes contra la Franja de Gaza, según las autoridades locales.
«Vamos a aplastarlos y destruirlos», prometió Netanyahu al evocar las represalias en curso contra Hamás.
Israel eliminó anteriormente a varios de sus dirigentes en respuesta a ataques reivindicados por el movimiento, como a su líder espiritual, el jeque Ahmed Yasin, en 2004, o a su sucesor Abdel Aziz Rantisi. Sin embargo, nunca debilitó al grupo de forma duradera.