“Spare, en la sombra”, ya está disponible luego de haber mucha especulación y filtraciones sobre lo que se revelaría en el libro del príncipe Harry.
Aquí te contamos las situaciones más críticas que ha relatado.
El título del libro.
El título del libro en inglés, Spare, sale de un antiguo dicho de la aristocracia: el primer hijo hereda los títulos, el poder y la fortuna; el segundo es un repuesto, por si algo le pasa al primogénito.
“¡Maravilloso! Ahora me has dado un heredero y un repuesto. Mi trabajo ha terminado”, dijo Charles a Diana cuando nació el segundo hijo, según escuchó Harry muchas veces y escribió ahora en su autobiografía. “Minutos después de ofrecer este fragmento de alta comedia, se dijo que Pa salió a encontrarse con su novia”, la actual reina consorte, Camilla. “Cuántas palabras verdaderas dichas en broma”.
El tema del repuesto recorre las páginas de En la sombra. “Yo era la sombra, el refuerzo, el plan B. Me trajeron al mundo por si le pasaba algo a Willy. Me convocaron para brindar apoyo, distracción, diversión”, escribió el duque de Sussex. “Todo esto me resultó explícitamente claro desde el comienzo del viaje de la vida”.
La gran pelea.
En 2019 William quiso hablar con su hermano sobre “toda esta catástrofe repetida”, en alusión a su vínculo y los episodios con la prensa. Llegó a Nottingham Cottage —donde vivían Harry y Meghan, en el predio de Kensington Palace— “muy alterado”.
Dijo que Meghan era “difícil”, “grosera” y “desagradable”. Harry lo acusó de “repetir como loro la narrativa de la prensa”. La conversación fue subiendo de tono. Se insultaron. William argumentó que estaba tratando de ayudar a Harry.
“¿En serio? ¿Ayudarme? Disculpa, ¿así llamas a esto? ¿Ayudarme?”, lo rechazó. Harry dejó la sala rumbo a la cocina, sirvió un vaso de agua y se lo extendió al hermano, que lo seguía, furioso: “Willy, no puedo hablar contigo cuando estás así”.
William apoyó el vaso sobre una superficie y volvió a insultar a Harry mientras se le echaba encima. “Todo pasó muy rápido. Muy rápido. Me tomó del cuello, rompiéndome el collar, y me tiró al suelo. Caí sobre el cuenco del perro, que se rompió bajo mi espalda mientras algunos de sus fragmentos se me clavaban. Me quedé tumbado un momento, aturdido, y entonces me levanté y le dije que se fuera”.
En la sombra cuenta que William se marchó pero regresó “con cara de arrepentimiento” y se disculpó. Se iba nuevamente cuando se volvió y le dijo a Harry:
—No hace falta que le cuentes a Meg sobre esto.
—¿Que me atacaste, quieres decir?
—Yo no te ataqué, Harold.
De todos modos, Meghan notó “rasguños y magulladuras” en la espalda de su esposo. Él le contó lo que había sucedido. “No se sorprendió, no se enojó”, escribió. “Se entristeció muchísimo”.
Su pérdida de virginidad.
En la sombra también cuenta cómo fue el primer encuentro sexual del duque de Sussex. Sucedió en un campo detrás de un pub, se infiere por su relato. Marko, uno de los custodios de la familia real, se le apareció en Eaton y le dijo que lo habían enviado “a averiguar la verdad”.
Escribió el príncipe Harry: “Sospeché que se refería a mi reciente pérdida de la virginidad, un episodio humillante con una mujer mayor a la que le gustaban los machotes y que me trató como a un joven semental. Arremetí contra ella rápido, luego de lo cual me dio unas palmadas en el culo y me despidió. Uno de mis muchos errores fue dejar que esto sucediera en un campo, justo detrás de un pub muy concurrido. Sin dudas alguien nos había visto”.
Consumió cacaína a los 17 años.
“Desde luego que por entonces había estado tomando cocaína”, contó Harry en Spare. “En la casa de alguien, durante un fin de semana de caza, me ofrecieron una línea, y desde aquel momento había consumido un poco más”.
Detalló: “No me pareció muy divertido, y no me hizo sentir especialmente contento como parecía sucederles a otros, per me hizo sentir diferente, y ese era mi objetivo principal. Sentir. Ser diferente. Era un chico de 17 años dispuesto a probar casi cualquier cosa que pudiera alterar el orden preestablecido”.
Un periódico británico quiso extorsionarlo con una supuesta foto de él aspirando una línea: para no publicarla, le exigían una entrevista. Pero el príncipe sospechó que no tenían nada, y respondió que era imposible porque nunca lo había hecho. La mentira funcionó: el medio había mentido en primer lugar.
“Me sentí avergonzado de haber mentido”, escribió. “Pero también orgulloso. Al encontrarme en ese aprieto, en una crisis que me causó auténtico pánico, no conservé la calma de la abuela pero al menos me las arreglé para proyectarla. Había canalizado algo de sus superpoderes, su estoicismo heroico”.
Mientras tanto, uno de los asesores del entonces príncipe Carlos había decidido que sacrificaría al joven para mejorar la imagen del padre. “Ya no sería el esposo infiel, en cambio el mundo lo vería como el pobre padre abrumado que, sin ayuda, tenía que batallar con un hijo consumido por las drogas”, ironizó Harry.
Harto de episodios como ese, en 2015 el duque de Sussex dejó de salir por las noches. Terminadas sus tareas, se retiraba a su casa en Nottingham Cottage. “Después de la cena me hacía un porro, y me aseguraba de que el humo no llegara al jardín de mi vecino, el duque de Kent. Luego me iba a la cama temprano”.
La madrastra Camilla
Spare cuenta cómo el rey Carlos III trató de “ganarse a los chicos” antes de hacer pública a los británicos su relación con la actual reina consorte. Pero encontrarse con Camilla, para Harry, era parecido a recibir una inyección, comparó: “Cierra los ojos y casi no lo sentirás”.
Más adelante, el príncipe y su hermano William le dijeron al padre que la perdonaban “por su papel fundamental en el desmoronamiento del matrimonio” entre Charles y Diana y la acogerían a la familia, pero le pidieron que no se casaran.
“‘No hace falta que te vuelvas a casar’, le imploramos. ‘Una boda causaría polémica. Nosotros te apoyamos’, le dijimos. ‘Nosotros respaldamos a Camilla’, le dijimos. ‘Pero por favor no te cases con ella. Simplemente estén juntos, Pa’”, escribió el duque de Sussex.
Su padre avanzó con sus planes de boda, concretados en 2005, “a pesar de que Willy y yo le rogamos que no lo hiciera”, continuó. “Le estrechamos la mano, le deseamos lo mejor. Sin rencores. Reconocimos que por fin iba a estar con la mujer a la que amaba, la mujer a la que siempre había amado”. Entendieron que “no venía al caso” argumentar sobre la amargura o la pena que ellos sentían “por el cierre de otra vuelta en la historia de mami”.